Comprando un portátil sin Windows
Uno de los problemas que a menudo los usuarios de sistemas operativos libres solemos encontrarnos es (dejando a un lado el de conseguir hardware que funcione en nuestro sistema operativo) conseguir una máquina sin un Windows preinstalado.
Esto sucede debido a que Microsoft llega a acuerdos con los ensambladores de equipos. Dichos ensambladores, desean ofrecer máquinas con Windows preinstalado (eso simplifica la vida de sus clientes) y Microsoft les ofrece licencias de Windows a un precio más económico.
Pero Microsoft no es una ONG, y quiere algo a cambio de esas licencias más baratas. Los ensambladores tienen la obligación de no instalar en sus máquinas ningún otro sistema operativo que no proceda de Microsoft. Quien osara hacerlo, recibiría como castigo la revocación del acuerdo, por lo que no podría obtener licencias de Windows económicas.
Esto, en un mundo donde la competencia es muy fuerte, coloca en una grave desventaja al ensamblador que pretenda vender máquinas con otros sistemas operativos. Como resultado, casi no se ven máquinas ensambladas sin Windows.
Los usuarios de sistemas operativos libres siempre tenemos la opción de ensamblarnos nuestra propia máquina, evitando así pagar por un sistema que no vamos a utilizar. Ahora bien, las cosas son distintas en el caso de que lo que nos interese sea un portátil. Los portátiles están pensados para ocupar poco espacio, ser ligeros y consumir poca energía. Eso, sumado a que no hay diseños de portátiles modulares, hace que sea muy difícil ensamblarse uno mismo un portátil.
En estos casos, muy a menudo, se abandona la esperanza y se decide abonar el donativo obligatorio a Microsoft. Pues, si bien las cosas están comenzando a cambiar, con algunos ensambladores comenzando a vender portátiles sin Windows, lo cierto es que son pocos (los más poderosos, como Dell) y en general, sólo se atreven a hacerlo en algunos países donde la osadía les resulta rentable (como en Estados Unidos).
Pero lo cierto es que sí, existen los portátiles sin Windows. Son pocos, están escondidos, y muy a menudo tienen una pequeña trampa: puedes encontrar dos versiones del mismo portátil. Una, con Windows y con una tarjeta gráfica bastante buena, y la otra, sin Windows, y con una tarjeta gráfica mediocre. Al parecer, debemos dar una imagen de geeks que preferimos doctor emacs antes que Half Life.
Uno de esos portátiles, es el HP 550. Viene sin Windows, y lo mejor, casi todo su hardware está fabricado por Intel, lo que lo hace muy fiable, y 100% compatible con Linux. Nada de trucos, recompilados de kernel, etc. Funciona tal cual.
Otro de esos portátiles es el MSI EX310. Tiene una tarjeta gráfica muy interesante (una ATI HD3450) y, salvo el lector de huellas digitales, todo el hardware es compatible con Linux. Y, por supuesto, sin Windows.
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